jueves, 14 de julio de 2011

Felip Puig... indignante.

11 meses, y 20 días que no escribo nada, creo que he roto el record de la vagancia literaria… Pero bueno, nunca es tarde para retomar, y he de decir en mi defensa que no he tenido demasiado tiempo para escribir aunque temas sobran.


Para los que me leen allende el mar y para aquellos que no están familiarizados con la lengua catalana, el Síndic de Greuges es el Defensor del Pueblo y es una figura jurídica que existe en prácticamente todas las Comunidades Autónomas de España cuya función es recibir y canalizar las denuncias ciudadanas en contra de las administraciones publicas.

Pues bien, según se lee en el articulo del diario 20 minutos en su edición digital el Conseller de Interior, Felip Puig, máximo responsable de las fuerzas de seguridad en Catalunya, no piensa abrir ninguna investigación y defiende que sus agentes se rigieron por el principio de la "proporcionalidad" a la hora de utilizar la fuerza.

Pues bien, este señor, Felip Puig es un mentiroso, por que yo estaba ahí, por casualidad, pero estaba ahí.

El 27 de mayo falte a mi habitual rutina de desayunar con el noticiero matinal y tal y como salí de la ducha, me vestí y emprendí rumbo a una empresa donde tenia una reunión a primera hora, así que no me entere del desalojo que se estaba perpetrando en Plaça Catalunya y que estaba siendo cubierto por todos los medios de comunicación, esa mañana no encendí la tele.

La empresa en cuestión, donde tenía la dichosa reunión, estaba en un edificio a 20 metros de Plaça Catalunya. Cuando salí del metro Urquinaona y camine en dirección a la plaza me extraño que la calle que desembocaba a dicha plaza estuviese acordonada, pero me dije, alguna manifestación o algún accidente y me fui a mi reunión. En esta empresa no tienen sala de reuniones ya que las instalaciones eran temporales así que mantuvimos nuestro encuentro en la terraza y mientras charlábamos un helicóptero de los Mossos d’Escuadra daba vueltas sobre nuestras cabezas a una altura mucho mas baja de lo habitual. Casi no nos escuchábamos por el ruido del motor y de repente se comenzaron a escuchar fuertes descargas de fusil, no una ni dos, varias descargas; la verdad, cuando no estas acostumbrado a esto, te acojonas un poco. Mis interlocutores me pusieron al tanto (ellos si que habían encendido sus teles por la mañana) y al terminar la reunión baje y camine hasta la esquina de la Plaça Catalunya, hasta donde se podía andar, justo a un costado del Corte Ingles. Ahí, pude ver como mas de 3000 personas cerraban Passeig de Gràcia dando apoyo a los 500 o 600 acampados de la plaza, entre los dos grupos una cantidad absurda de agentes antidisturbios con pasamontañas y empuñando, unos fusiles de balas de goma y otros sus porras. Pero ninguno de ellos, al menos los que yo vi, portaba su número en el uniforme, lo cual es obligatorio.

En la hora que estuve de pie viendo el patético espectáculo de las “fuerzas del orden” observé en por lo menos 10 ocasiones como los agentes antidisturbios de los Mossos d’Escuadra agarraban del brazo y empujaban a todo aquel peatón que fuera caminando por debajo de la acera, no le indicaban que se subiera, no, lo subían a empujones, por lo menos 3 de los peatones les recriminaron su actitud de forma verbal y los antidisturbios sin mediar palabra les propinaron sendos golpes en las piernas con sus porras.

No me quiero extender mas en lo ya narrado por todos los medios, ya sabemos la brutalidad animal con la que fueron desalojados los acampados de Plaça Catalunya, lo hemos visto en la tele, en la red, en los diarios, la foto que encabeza esta entrada debe ser una de las mas publicadas y de las mas vistas en el mundo sobre estos hechos, y solo es una pequeña muestra de lo cientos y miles de ciudadanos vimos en primera persona. Solo quiero comentar que si actuar con proporcionalidad es ir provocando la agresión (que es lo que hacían los agentes antidisturbios bajo las ordenes del personajillo este, Felip Puig) pues no quiero ver cuando se les vaya la olla en serio, igual y empiezan a tirotear a la gente.