martes, 22 de noviembre de 2016

Comiendo populismo

No es un término nuevo aunque últimamente es muy recurrido, sobre todo desde que Donald Trump arribara al escenario político mundial con su provocadora campaña que le valiera el triunfo en las presidenciales de Estados Unidos. El término populista, en estos días, se repite hasta la saciedad en tertulias radiofónicas y televisivas, en ruedas de prensa de políticos, en columnas y editoriales de periódicos; desayunamos, comemos y cenamos "populusmo"; en un segundo, todos son poseedores de la verdad y descubridores del “secreto” que hace que lideres tan dispares, que se encuentran en las antípodas ideológicas uno del otro, como son Donald Trump y Pablo Iglesias, movilicen masas y triunfen en su escalada política en sus respectivos entornos. De pronto se hacen “análisis” simplistas y ridículos que pretenden comparar a uno con el otro, reduciendo el éxito de un movimiento social, complejo y que responde a la necesidad de la gente de cambiar el modelo de participación popular en la política, al carisma de uno de sus líderes (recordad que en Podemos hay muchos rostros, muchos referentes)  y a su capacidad de construir un discurso “encandilador”

Es penoso leer declaraciones oportunistas  de políticos como Albert Rivera (Ciudadanos) o  Esperanza Aguirre (PP) que, como animales carroñeros, aprovechan el inesperado éxito de Trump para arremeter sin ningún tipo de fundamento contra Podemos, utilizando discursos paradójicamente populistas, es decir demagógicos pero vacios en su contenido, como lo asegurado por Rivera el pasado 9 de noviembre: "La libertad pierde hoy. Gana el proteccionismo. América para los americanos, y van a estar contentos seguramente los que quieren sacar las bases de la OTAN y los que no quieren una coalición de países occidentales"

¿La libertad pierde? ¿Gana el proteccionismo? ¿América para los americanos?, los discursos de Rivera siempre están cargados de frases hechas, que "enganchan", que dicen lo que su público, predispuesto, quiere escuchar, pero tirar de este tipo de recursos oratorios es muy peligroso si se es ignorante en el tema que se discursa, pues esas mismas frases se pueden convertir en boomerangs que regresen para cortarnos la lengua. La premisa fundacional de Ciudatans, el partido madre de Ciudadanos, es “España para los españoles”; aunque no está escrita en ningún lado, o al menos no así, sí se fundamenta en la idea de la “unidad de España”, una idea contrastante que choca con un partido supuestamente liberal (yo diría neo-liberal) y que se declara favorable al libre comercio.

El discurso anti-catalán y españolista, de Ciudadanos y su líder (ese sí, único y todo poderoso) Albert Rivera sí que es populista, pues es utilizado solo para “regalarle los oídos” a sus votantes sedientos de unidad, de España y de aguiluchos moribundos, cuando su verdadero ADN es el " anarquismo de derechas", ese que lucha por una supuesta “libertad del ciudadano” no como parte de un colectivo si no desde su individualidad, en un entorno hostil donde solo sobreviven los más fuertes. Llama proteccionismo a la intervención del Estado en la sociedad, pero sin esa intervención no habría control y los más fuertes (empresas, capitales) someterían a los más débiles (trabajadores, ciudadanos).

La comparación de Trump con Iglesias, es una memés en sí misma, pues las políticas del nuevo presidente de EEUU tienen mucho más puntos en común con el neo-conservadurismo del PP que con el programa político de Unidos Podemos; pero no es de extrañar pues esa comparación viene de uno de los pilares fuertes del Tea Party español: Esperanza Aguirre, ella sí, experta en discursos populistas y en la utilización de la demagogia como arma arrojadiza.

La realidad es que atacar a supuestos populismos usando otros populismos es una estrategia muy básica que define la política española, sitúa a nuestros políticos en un nivel bajísimo, pero lo preocupante es que nos sitúa a los ciudadanos en un nivel aun más bajo, pues somos los que nos comemos sin rechistar esos discursos.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Un bravucón en la Casa Blanca

Ayer la sociedad estadounidense (o más bien una pequeña parte de ella, la que vota, la que puede y tiene los medios para registrarse en el padrón de votantes) decidió que prefería al bravucón de la clase que a la niña mimada y empollona, como si de un cole de primaria se tratase. Y es que así de patética es la política estadounidense, que esta en manos de sociópatas narcisistas, yupis que van de progres pero son tan librerales como el que más, analfabetos graduados de Yale gracias a los enchufes de su papi, puteros convulsivos de sonrisas afables, directores de la CIA que igual enchufan a un hijo tonto en Yale que hacen la guerra sucia a países del tercer mundo, actores mediocres que estaban en el lugar y el momento adecuados, y asi, un larguísimo etcétera de criaturas detestables que, bajo el espejismo del sueño americano, manejan los destinos del planeta.

La campaña electoral, ha sido un autentico circo que, entre muros fronterizos y exabruptos misóginos, entre desplantes racistas y espavientos seniles el infame hombrecillo del rubio tupe ha construido con el único objetivo de colarse en la casa blanca, para hacer realidad los sueños mas cachondos del Tea Party y de paso ponerle los dientes largos a toda la extrema derecha europea.

Pero, no creo que el futuro de la humanidad hubiese pintado mucho mejor con la señora Clinton en la silla presidencial de EEUU; ya ha demostrado sobradamente, durante su desempeño como Secretaria de Estado que le gusta la guerra, que piensa que todo el mundo musulman es terrorista y que no le gusta la Rusia de Putin, combinación explosiva en manos de alguien que antepuso su ambicion política a su dignidad.

Los objetivos de campaña de Trump son terribles para el mundo latinoamericano, concretamente para México, es un racista que pretende (o dice pretender, ya veremos si lo cumple) deportar a todos los indocumentados, hacerle la vida dura a los no estadounidenses y prohibir la entrada de Mexicanos a través de sus fronteras. Pero por otro lado prometió reactivar la economía domestica, es decir, reabrir minas, refinerias y fabricas para generar empleo ahí donde hace tanto que no hay (veamos si eso también lo cumple, que en campaña se dice mucho y al final se hace poco), es así como se entiende que el voto obrero y el voto de la gente mayor haya sido decisivo para encumbrarlo en el poder.

La realidad es que al minuto uno de haber sido electo, ablandó su discurso apelando a la unidad del país e invitando a todas las fuerzas políticas a colaborar en la reconstrucción de una sociedad radicamente dividida. Vimos a un irreconocible Donald Trump conciliador y patriota (de esos que les gusta ver a los gringos) que urgia a la sociedad a cicatrizar sus heridas, esas heridas que entre él y Hillary Clinton profusaron en la roja piel del cuello del votante estadounidense.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Cuestión de dignidad

La peineta nacional (Foto: Imanol García Aladro 2013)
El sábado 29 de octubre, en España, los ciudadanos asistimos con estupor a un patético espectáculo de indecencia política donde presenciamos como el PSOE, en bloque, entregaba su dignidad a la derecha española. Ya no era cuestión de si facilitar la formación de gobierno a Mariano Rajoy era o no un mal menor y supuestamente necesario, pues sería mucho más complicado y difícil intentar hacer oposición a un  gobierno en mayoría resultado de unas hipotéticas terceras elecciones, como si esa fuera la única alternativa: Me permito recordarle al lector que, todos los partidos sin excepción, durante las dos campañas de las dos elecciones tenían una sola cosa en común: No querían, y de ninguna forma aceptarían, un gobierno encabezado por Mariano Rajoy, y hoy, gracias a el chaqueterismo de Ciudadanos y la indecencia política de la Gestora del PSOE, no solo tienen un gobierno encabezado por Mariano “el inmóvil”, si no que además cuenta con una versión “mejorada” de su antiguo consejo de ministros, el cual garantizará, tal y como el propio Rajoy dejo claro en el discurso de investidura del sábado, mas políticas de recortes sociales.

Alternativa había, voluntad faltaba. Lo que, en las dos ocasiones, votamos la mayoría fue un rotundo NO a Mariano Rajoy y al PP, los que votaron por el PSOE, los que votamos por Unidos Podemos y las diferentes confluencias, los que votaron a Ciudadanos, los que votaron al PNV, los que votaron a los partidos independentistas catalanes (los de izquierda y los de derecha), todos, sin excepción, votamos por una cosa en común, NO a Mariano Rajoy, NO al Partido Popular.

Decía que, el sábado, para el PSOE, no era una cuestión de si se permitía o no el Gobierno que hoy tenemos, eso era algo que ya estaba decidido, que ya se había votado en el seno del partido; la cuestión aquí era hacer frente a esta situación con dignidad e intentar salvar la poca credibilidad que les quedaba. No hacía falta que se abstuviera en bloque la bancada socialista, algunos en el PSOE sugirieron que solo se abstuvieran los 11 diputados que se necesitaban para que se formara gobierno, de esta forma quedaría claro que el PSOE haría una verdadera oposición, y no daría tregua al nuevo gobierno. Pero eso no interesaba a un PSOE que poco o nada tiene de socialista o de obrero,  pese a la  visceral y lacrimosa respuesta de su actual portavoz  Antonio “Izcariote” Hernando al diputado de ERC Gabriel Rufián por unas supuestas difamaciones e insultos que no eran otra cosa que calificativos y merecidos reproches.

Ese Antonio Hernando que siendo el número dos, el brazo derecho de Pedro Sánchez, defendía ante los periodistas, rueda tras rueda, aquello del “no es no” y que el sábado justificaba lo injustificable dejando, si se puede, aún más en ridículo a ese Partido Socialista desmembrado y descabezado, que hoy está en manos de los viejos barones y la ambiciosa “Reina del Sur”.

Lo terrible de todo esto, es que parece que tenemos lo que merecemos: Tenemos un presidente de gobierno inmovilista y somos una sociedad inmovilista, una sociedad que ni se inmuta después de las escandalosas declaraciones que Pedro Sánchez vertió en el programa de TV Salvados ante el periodista Jordi Evole y en las cuales, entre otras cosas, reconoció que se equivocó al no pactar con Unidos Podemos y denunció que se había reunido con la alta dirección del Grupo Prisa (dueños de el diario El País, entre otros medios) la cual ejerció una fuerte presión para que no se pactara con Podemos un gobierno de izquierdas, pues se utilizarían todos los medios para orquestar una campaña de desprestigio, lo cual según Sánchez, se podía constatar en las líneas editoriales del País y de los medios radiofónicos y televisivos del Grupo.

Acusó también a dos importantes grupos financieros de ejercer esta misma presión con el único objetivo de que se facilitará el gobierno al PP de Mariano Rajoy.

Desde el domingo hasta el día de hoy ningún medio de alcance nacional o internacional, se ha hecho verdadero eco de esta entrevista mas allá de alguna mención irrelevante del telediario del lunes, sin embargo hemos visto el descarado “enjuiciamiento público” al senador de Podemos Ramón Espinar que los medios de comunicación, especialmente los del Grupo Prisa, están haciendo cada día sobre la venta que hace 6 años hizo el senador de una vivienda de protección oficial y con la cual ganó 20.000,00 euros, transacción que, por cierto, fue totalmente legal, es decir, no cometió delito ni falta administrativa alguna y lo único que los medios de comunicación están juzgando a través de un despliegue que incluye columnas de opinión, debates radiofónicos y análisis televisivos, es lo ético o no ético del hacer  de un senador de Unidos Podemos hace 6 años… Pero de Pedro Sánchez, del Grupo Prisa y de los poderes financieros denunciados por el ex candidato a la presidencia de la segunda fuerza política de España, ni una sola palabra.