Hace un par de semanas un colega me pregunto si lo podía acompañar al preestreno de una película que había escrito y dirigido un amigo suyo; le dije que si ¿por qué no?, hace mucho que no acudía a eventos de esa índole y la oferta de ver una peli gratis siempre es tentadora. Así que ese miércoles fuimos al cine Alexandra de Barcelona, un poco antes de las 10 de la noche estábamos en el vestíbulo del cine rodeados del oropel propio de un preestreno, con fotowall incluido; actores, actrices, directores de casting, representantes, productores, fotógrafos… En fin, el glamour se respiraba por todas partes. Mientras mi colega, que es actor, saludaba a sus camaradas de profesión yo me entretenía mirando aquel ir y venir de personas (y personajes) que me recordaban un lejano pasado en mi país, cuando trabajaba en el mundo de la producción publicitaria y asistía a eventos similares (de hecho trabajar en ese mundo fue la principal razón por la que decidí trasladarme a Barcelona y estudiar Dirección Cinematográfica, hace ya 5 años). En ese ir i venir de gente, alcance a ver un rostro conocido, achique la vista (no llevaba aun puestas las gafas) y reconocí entre la multitud a mi profesor de lenguaje cinematográfico, por lo que deduje que el director debía haber estudiado en la misma escuela de cine que yo; mis sospechas fueron confirmadas por mi colega y eso estimulo mi deseo de ver la peli, amén de que la anterior obra de Ramón Térmens (así se llama el director de la peli), Joves, fue bastante bien recibida por el público y por la critica, de eso hace ya más de 4 años.
Llegó, entonces, el momento de entrar a la sala y tomar asiento para ver Negro Buenos Aires.
El primer tercio de la película pintaba muy bien; el planteamiento de los personajes se presentaba con un ritmo bastante dinámico; la actuación cumplía, no voy a decir que era estupenda, por que para mi gusto no lo era, pero resultaba creíble y por tanto cumplía; los planos de lo que hasta ese momento había visto si que me parecían estupendos (de la fotografía en toda la película no tengo ninguna queja), componían una narrativa visual que a mi, en lo particular, me estaba gustando ayudando al guión a contar esa historia que, hasta ese momento, prometía. Me acomode en el asiento, habían transcurrido unos 30 minutos, que se me habían pasado volando…
Estaba, a punto de empezar a disfrutar, fue entonces cuando la peli comenzó una imparable caída libre hasta estrellarse en el suelo: Nada mas empezar el segundo tercio, es decir el desarrollo de la historia, el guión dio un giro de 180 grados y se torno en predecible, a esas alturas ya sabia como iba a terminar (y yo no es que sea muy sagaz para esto de descifrar guiones, soy mas bien lento); apareció en escena una actriz, creo que de Ucrania, Natasha Yarovenko y el trabajo de interpretación, que hasta ese instante me había parecido correcto, se transformo en mediocre e inconsistente, pero no solo en el papel que interpretaba la señorita Yarovenko, si no que el resto de los actores empezaban a resultar poco o nada creíbles después de haber creado personajes sólidos y definidos. Esto me hacia sospechar que había un problema serio de Dirección de actores ya que eran interpretes de la talla Daniel Faraldo (Argentina) o Francesc Garrido (España) cuyos trabajos anteriores los avalan como estupendos artistas del escenario.
Negro Buenos Aires, hacia el ultimo tercio de la peli, se convirtió en una serie de despropósitos narrativos complicando una historia que se habría resuelto 20 o 30 minutos antes del final, el cual, dicho sea de paso, me parece un pretendido pero muy, muy fallido homenaje a Tarantino.
Yo se que criticar, si ser critico (ni pretender serlo ¡faltaría mas!) una peli a cuyo preestreno fui de poco menos que “gorrón”, puede parecer de muy mal gusto, pero estoy seguro que Ramón Térmens (como cualquier director), cuyo talento no pongo ni pondré en duda (una mala peli no necesariamente define a un director como malo), esta mas que preparado para recibir criticas buenas, regulares y malas; además de que yo hablo siempre como espectador y estoy seguro también que habrá muchas opiniones con mas valor y mas fundamento que la mía.
Llegó, entonces, el momento de entrar a la sala y tomar asiento para ver Negro Buenos Aires.
El primer tercio de la película pintaba muy bien; el planteamiento de los personajes se presentaba con un ritmo bastante dinámico; la actuación cumplía, no voy a decir que era estupenda, por que para mi gusto no lo era, pero resultaba creíble y por tanto cumplía; los planos de lo que hasta ese momento había visto si que me parecían estupendos (de la fotografía en toda la película no tengo ninguna queja), componían una narrativa visual que a mi, en lo particular, me estaba gustando ayudando al guión a contar esa historia que, hasta ese momento, prometía. Me acomode en el asiento, habían transcurrido unos 30 minutos, que se me habían pasado volando…
Estaba, a punto de empezar a disfrutar, fue entonces cuando la peli comenzó una imparable caída libre hasta estrellarse en el suelo: Nada mas empezar el segundo tercio, es decir el desarrollo de la historia, el guión dio un giro de 180 grados y se torno en predecible, a esas alturas ya sabia como iba a terminar (y yo no es que sea muy sagaz para esto de descifrar guiones, soy mas bien lento); apareció en escena una actriz, creo que de Ucrania, Natasha Yarovenko y el trabajo de interpretación, que hasta ese instante me había parecido correcto, se transformo en mediocre e inconsistente, pero no solo en el papel que interpretaba la señorita Yarovenko, si no que el resto de los actores empezaban a resultar poco o nada creíbles después de haber creado personajes sólidos y definidos. Esto me hacia sospechar que había un problema serio de Dirección de actores ya que eran interpretes de la talla Daniel Faraldo (Argentina) o Francesc Garrido (España) cuyos trabajos anteriores los avalan como estupendos artistas del escenario.
Negro Buenos Aires, hacia el ultimo tercio de la peli, se convirtió en una serie de despropósitos narrativos complicando una historia que se habría resuelto 20 o 30 minutos antes del final, el cual, dicho sea de paso, me parece un pretendido pero muy, muy fallido homenaje a Tarantino.
Yo se que criticar, si ser critico (ni pretender serlo ¡faltaría mas!) una peli a cuyo preestreno fui de poco menos que “gorrón”, puede parecer de muy mal gusto, pero estoy seguro que Ramón Térmens (como cualquier director), cuyo talento no pongo ni pondré en duda (una mala peli no necesariamente define a un director como malo), esta mas que preparado para recibir criticas buenas, regulares y malas; además de que yo hablo siempre como espectador y estoy seguro también que habrá muchas opiniones con mas valor y mas fundamento que la mía.
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