Hace un año más o menos un
conocido bloguero, Pablo Herreros, inicio una petición a través del portal
change.org, donde se dirigía a las principales marcas que se anunciaban en el
espacio televisivo de “La noria” de Telecinco. En dicha petición solicitaba a
las mencionadas marcas que retirasen su publicidad de ese espacio ya que le parecía
inmoral que se hubiese invitado a participar en ese programa a la madre del “Cuco”,
uno de los principales acusados de la violación y asesinato de Marta del Castillo;
más aún, días antes había trascendido en los medios de comunicación españoles
que la mujer en cuestión habría cobrado entre 9.000 y 10.000 euros por su intervención
en el programa presentado por Jordi González. La respuesta no se hizo esperar y
miles de personas firmaron la petición de la que todos los anunciantes se
hicieron eco retirando su publicidad del programa. Resultado final: “La noria”
dejo de emitirse por falta de anunciantes.
Un año después, y cuando parecía que
el asunto había sido olvidado, la empresa Mediaset propiedad de Silvio
Berlusconi y de la cual es parte Telecinco, se ha querellado en contra de Pablo
Herreros acusándolo de un delito de amenazas y coacción por el asunto reseñado
en el párrafo anterior. En la acusación le solicitan cerca de 4.000.000 de euros y 3 años de prisión, además de solicitar el embargo
precautorio de sus bienes.
La cuestión aquí no es que el
Juez haya aceptado a trámite la querella, lo cual ya es sorprendente; si no la
actuación, a mi juicio, “gansteril” que Telecinco está llevando a cabo para
intimidar a cualquiera que intente cuestionar sus contenidos televisivos.
Es bien cierto que cualquier
cadena de televisión tiene el pleno derecho de invitar a quien quiera a sus
programas, siempre que no se incurra en un delito; y, aunque me parece de mal
gusto e incluso obsceno, invitar a la madre de un asesino y violador a un plató
de televisión no es ilegal. Ahora bien, ese derecho, como cualquier otro, debe
ejercitarse asumiendo las consecuencias que pudiese acarrear, y en este caso,
la consecuencia fue que a muchos espectadores, como Pablo Herreros, les
pareciera inmoral y en el ejercicio de su propia libertad de expresión se lo
hicieran saber a los anunciantes de dicha cadena. En la petición que Pablo
Herreros promovió, en ningún momento se condiciona la retirada o no retirada de
la publicidad a acción alguna en contra de las marcas receptoras de la
mencionada petición; sencillamente se apela a su buen juicio y a su integridad
moral, e incluso se asume el desconocimiento por parte de las marcas del hecho
de que su publicidad se colocara en ese espacio concretamente, ya que los
anunciantes suelen comprar paquetes publicitarios por un periodo largo de
tiempo y es la cadena de televisión la que determina en que programas se
insertan los anuncios.
Dicho lo anterior, me pregunto ¿La
libertad de expresión de una cadena de televisión es mas legitima que la
libertad de expresión de cientos de miles de ciudadanos que firmaron la
petición iniciada por Pablo Herreros?
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NOTA DE ULTIMA HORA (ACTUALIZACION)
Una hora despues de haber publicado esta entrada he recibido un correo con la buena noticia de queTelecinco ha anunciado que retirará la querella... !En hora buena Pablo!
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NOTA DE ULTIMA HORA (ACTUALIZACION)
Una hora despues de haber publicado esta entrada he recibido un correo con la buena noticia de queTelecinco ha anunciado que retirará la querella... !En hora buena Pablo!
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