martes, 27 de noviembre de 2012

Tu libertad de expresión termina donde empieza el "share"


Hace un año más o menos un conocido bloguero, Pablo Herreros, inicio una petición a través del portal change.org, donde se dirigía a las principales marcas que se anunciaban en el espacio televisivo de “La noria” de Telecinco. En dicha petición solicitaba a las mencionadas marcas que retirasen su publicidad de ese espacio ya que le parecía inmoral que se hubiese invitado a participar en ese programa a la madre del “Cuco”, uno de los principales acusados de la violación y asesinato de Marta del Castillo; más aún, días antes había trascendido en los medios de comunicación españoles que la mujer en cuestión habría cobrado entre 9.000 y 10.000 euros por su intervención en el programa presentado por Jordi González. La respuesta no se hizo esperar y miles de personas firmaron la petición de la que todos los anunciantes se hicieron eco retirando su publicidad del programa. Resultado final: “La noria” dejo de emitirse por falta de anunciantes.

Un año después, y cuando parecía que el asunto había sido olvidado, la empresa Mediaset propiedad de Silvio Berlusconi y de la cual es parte Telecinco, se ha querellado en contra de Pablo Herreros acusándolo de un delito de amenazas y coacción por el asunto reseñado en el párrafo anterior. En la acusación le solicitan cerca de 4.000.000 de euros y 3 años de prisión, además de solicitar el embargo precautorio de sus bienes.

La cuestión aquí no es que el Juez haya aceptado a trámite la querella, lo cual ya es sorprendente; si no la actuación, a mi juicio, “gansteril” que Telecinco está llevando a cabo para intimidar a cualquiera que intente cuestionar sus contenidos televisivos.

Es bien cierto que cualquier cadena de televisión tiene el pleno derecho de invitar a quien quiera a sus programas, siempre que no se incurra en un delito; y, aunque me parece de mal gusto e incluso obsceno, invitar a la madre de un asesino y violador a un plató de televisión no es ilegal. Ahora bien, ese derecho, como cualquier otro, debe ejercitarse asumiendo las consecuencias que pudiese acarrear, y en este caso, la consecuencia fue que a muchos espectadores, como Pablo Herreros, les pareciera inmoral y en el ejercicio de su propia libertad de expresión se lo hicieran saber a los anunciantes de dicha cadena. En la petición que Pablo Herreros promovió, en ningún momento se condiciona la retirada o no retirada de la publicidad a acción alguna en contra de las marcas receptoras de la mencionada petición; sencillamente se apela a su buen juicio y a su integridad moral, e incluso se asume el desconocimiento por parte de las marcas del hecho de que su publicidad se colocara en ese espacio concretamente, ya que los anunciantes suelen comprar paquetes publicitarios por un periodo largo de tiempo y es la cadena de televisión la que determina en que programas se insertan los anuncios.

Dicho lo anterior, me pregunto ¿La libertad de expresión de una cadena de televisión es mas legitima que la libertad de expresión de cientos de miles de ciudadanos que firmaron la petición iniciada por Pablo Herreros?


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NOTA DE ULTIMA HORA (ACTUALIZACION)
Una hora despues de haber publicado esta entrada he recibido un correo con la buena noticia de queTelecinco ha anunciado que retirará la querella... !En hora buena Pablo!

lunes, 5 de noviembre de 2012

14N ¿sirve de algo?


Hace mucho que escucho voces que, desgarrándose las vestiduras, vociferan que “las huelgas no sirven para nada”, “que no es forma de salir de la crisis”, “que dañan la imagen del país”, “que los sindicatos son unos oportunistas y vividores”, “que lo que hay que hacer es ponerse a trabajar y punto”… En fin, todas esas voces gritan y gritan, pero no aportan nada, no dan alternativas. Si la huelga no sirve para nada ¿Qué es lo que se supone debemos hacer?

Las únicas herramientas legales que tienen los ciudadanos en democracia para demostrar su malestar y ejercer presión al gobierno, son el derecho a manifestarse y el derecho a la huelga; todo lo que no pase por ahí es ilegal y susceptible a ser sancionado.

Los hechos son los que son:

Las medidas impuestas por este gobierno y el anterior para combatir la crisis no han surtido efecto, más aún, han empeorado la situación social y económica de los ciudadanos.

El actual gobierno ha mentido durante su campaña electoral ya que está haciendo justo lo contrario a lo que prometió; ha subido impuestos como el IVA encareciendo el coste de la vida; ha recortado de manera muy importante el salario de los empleados públicos; ha recortado los presupuestos de sanidad y de educación trayendo como consecuencia despidos masivos, saturación de los servicios sanitarios y sobre-población del alumnado en los colegios; ha duplicado las tasas en las universidades públicas, lo que trae como consecuencia el abandono de los alumnos que no pueden permitirse pagar matriculas tan caras, ha congelado las pensiones a los trabajadores jubilados; ha suprimido las ayudas a la dependencia; ha establecido el co-pago sanitario, encareciendo el coste de los medicamentos; ha subido el transporte público; ha reducido el seguro de desempleo en un 20%...

Las medidas impuestas por el actual gobierno no han reducido el déficit ni han creado empleo, de hecho la tasa de desempleo ha subido hasta rebasar el 25% (6.000.000 de personas en situación de desempleo de las cuales más de 2.000.000 no reciben prestación alguna).

El actual gobierno no ha perseguido el fraude fiscal, es más lo ha incentivado diseñando la llamada “amnistía fiscal” que consiste en que aquellas sociedades que estén fiscalmente irregulares paguen solo el 10% de lo adeudado para que el resto sea condonado.

Este gobierno ha diseñado e impuesto unilateralmente una “reforma laboral” que deslegitima la negociación colectiva privilegiando acuerdos de empresa aún cuando estos supongan condiciones inferiores a las establecidas en los convenios colectivos. Esa misma reforma laboral permite que una empresa aplique un ERE (expediente de regulación de empleo) o lo que es lo mismo, un despido colectivo, sin tener que demostrar ante la autoridad nada, con solo suponer que se ganará menos en el futuro o con haber ganado menos durante 9 meses se puede aplicar sin ni siquiera esperar a que termine el año  fiscal. Otra “innovación” de esta dichosa reforma laboral es que las empresas de menos de 50 trabajadores pueden imponer hasta un año de prueba en los contratos, lo que supone flexibilizar al máximo el despido durante ese año, en el cual, si hay despido, no procede indemnización alguna; por no hablar de la reducción en la indemnización en caso de despido improcedente que bajó de 45 días a 33 por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades…

Este gobierno ha diseñado un nuevo código penal que criminaliza la “resistencia pasiva”, la convocatoria de manifestaciones (si estas se tornan “violentas”) y el ejercicio de la libertad de prensa (al grabar a policías reprimiendo manifestantes).

El actual gobierno mira para otro lado cuando desahucian a más de 160 familias diarias.

Estos son solo algunos hechos, no son puntos de vista, son hechos, están pasando, no los exagero (es más, yo creo que en algunos me quedo corto). Ante esta situación y ante la terquedad del gobierno de insistir en medidas que no provocan el efecto deseado, sino lo contrario, me pregunto ¿Qué es lo que se supone tenemos que hacer? ¿Callar? ¿Aguantar?

En mi discurso, cuando escribo, suelo ser agresivo, lo reconozco, a veces me paso; pero no pretendo ni deseo un Estado de Excepción, ni una guerra civil, ni nada por el estilo. Creo que nadie, en su sano juicio, desea algo así; ni tampoco digo que vaya a pasar, al menos no por ahora, creo que, afortunadamente, aún estamos lejos de que la ruptura social provoque semejante caos. Sin embargo, aunque soy optimista, creo que la sociedad debe despertar, debemos darnos cuenta que las únicas herramientas legales que tenemos son las que son y debemos hacerlas valer, es nuestra obligación como ciudadanos.

Las huelgas sirven y de mucho; sirven para no callarnos; sirven para decirle al gobierno que ya no aguantamos más, que las cosas tienen que cambiar porque si no, no va haber ciudadanos que gobernar; sirven para demostrar que somos muchos y que ellos gobiernan para nosotros, que su principal prioridad debe ser el bienestar de sus gobernados; sirven para decirles a los gobernantes que si no saben cómo gobernar que den paso a otros…

No veo otra vía democrática para solucionar los graves problemas que tiene nuestra sociedad, si alguna de esas voces, de las que hablo al principio de la entrada, conoce alguna solución alternativa, que la diga… Entre tanto el 14 de noviembre ejerceré mi derecho a la huelga y mi derecho a la manifestación para exigir solo cuatro cosas: Trabajo, vivienda, sanidad y educación ¿es mucho pedir?