viernes, 29 de enero de 2010

Ciudadanos de pacotilla, rémoras del sistema, currantes irresponsables y comodinos… Eso es lo que somos.

Estoy hasta los mismísimos cojones de escuchar y escuchar quejas y quejas y mas quejas de todo tipo de personas: votantes de derechas, de izquierdas, no votantes, trabajadores mileuristas, parados, empleados de confianza, amas de casa, amos de casa, curas, ateos, jubilados, okupas antisistema, yuppies pro-sistema, y un largísimo etcétera. Se quejan de que los Sindicatos no hacen nada ante la crisis, exigen una huelga general, exigen mejoras sustanciales en los convenios colectivos, reclaman que los Sindicatos salgan a la calle a hacer la guerra al gobierno y a las patronales… piden sangre. Y yo me pregunto: ¿Y tú, que haces al respecto?, ¿de que manera te manifiestas y haces ver a la sociedad tu enfado?, ¿estas afiliado a algún sindicato?, ¿has montado elecciones sindicales en tu empresa?, ¿conoces tu convenio colectivo?, ¿has leído alguna vez el Estatuto de los Trabajadores?, ¿te has mojado por algún compañero de trabajo al que el “jefe” este puteando?

Un sindicato, según la Real Academia Española, es una “asociación de trabajadores constituida para la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros.” Si nos ceñimos estrictamente a la definición, un sindicato se debe únicamente a sus miembros, es decir a sus afiliados; la mayor parte de los quejicas que menciono al principio de la entrada, no están afiliados a ninguna central sindical, asumen que los sindicatos tienen la obligación “legal” de solucionarles sus problemas laborales, y si no lo hacen o no pueden hacerlo los tildan de “parásitos que viven de sus impuestos” en una clara alusión a la concesión de subvenciones que el Ministerio del Trabajo e Inmigración concede a las Organizaciones Sindicales cada año en proporción a su representatividad por la realización de actividades de carácter sindical.

Vayamos por partes. Primero que nada, las subvenciones que reciben los Sindicatos (todos) en función de su representatividad, en el mejor de los casos suponen menos del 10% de sus ingresos, estos datos se pueden comprobar perfectamente puesto que las cantidades otorgadas a cada sindicato cada año se publican en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y lo único que hay que hacer es multiplicar la cantidad de afiliados que tenga cada sindicato (CCOO tiene alrededor de 1,200.000 afiliados en España) por la cuota sindical que cobra por afiliación, un promedio de 10 euros mensuales. Si comparas el resultado de esa multiplicación con la subvención de cada sindicato obtiene al año del Estado, te darás cuenta que los Sindicatos viven prácticamente de las cuotas de los afiliados y no de las subvenciones del Estado ya que la diferencia es abismal.

Por otro lado, la lucha de clases supone la movilización de la clase trabajadora hacia la reivindicación de sus derechos laborales y sociales; pero para lograr esto, la clase trabajadora ha de tener, primero, lo que llamamos “conciencia de clase”, es decir, reconocerse como perteneciente a la clase trabajadora, y eso, apreciado lector, no es un común denominador en la sociedad española, ya que somos individualistas, aspiracionales, que, creemos que por tener un cargo intermedio o incluso alto en una empresa, estamos mas cerca de ser empresarios que trabajadores ¡nada mas lejano de la realidad!. La división de clases sociales en baja, media baja, media, media alta y alta, es un invento yanqui para mantener el sistema capitalista-consumista que ha servido de pilar al "Imperio" para mantener aletargados a los ciudadanos mas preocupados por ascender en la escala del establishment social que por procurar el bien común. En realidad solo existen dos clases sociales: La clase trabajadora y la clase empresarial; a partir de aquí hemos de reconocernos y ubicarnos en alguno de estos dos bloques, siguiendo el siguiente axioma, si soy un trabajador a cuenta ajena, sin importar mi cargo en la empresa, sin importar mi estilo de vida, sin importar mis aspiraciones, sin importar mi poder adquisitivo (todas estas características son legitimas, pero no han de interferir en el reconocimiento de la clase a la que pertenezco), entonces, kamarada, pertenezco a la clase trabajadora. Una vez que hago conciencia de clase, toca organizarme con mas compañeros que se reconozcan como trabajadores, y esto lo hago a través de las organizaciones sindicales cuyo cometido es movilizar a la clase trabajadora en el ámbito empresarial y social para defender y promover los intereses colectivos de la clase a la que representan.

Hace 2 párrafos mencione que Comisiones Obreras (CCOO) tiene alrededor de 1,200.000 afiliados en toda España, es el sindicato mayoritario tanto en afiliación como en representación, esto quiere decir que los demás sindicatos tienen menos afiliados, entre todos no deben sumar ni 4 millones, esto quiere decir que menos del 10% de la población esta afiliada a alguna organización sindical: ¿Conciencia de clase?, ¿cuál?, irresponsabilidad y pasotismo diría yo… Es penoso.

Si dejáramos de esperar a que otros nos resolvieran los problemas, si dejáramos de buscar culpables, si dejáramos de auto justificarnos constantemente, si dejáramos de tener miedo, si dejáramos de utilizar ese miedo como excusa, si dejáramos de hacer “revoluciones de bares” (que ahí somos todos muy valientes) y levantáramos verdaderamente la voz y el puño, ahí, en la calle, frente a los gobiernos, frente a los empresarios, frente a los secuestradores de nuestra libertad, entonces y solo entonces, kamarada, esta sociedad habría madurado, de momento me parece que la sociedad española (con todos sus ciudadanos y ciudadanas sin excepción) somos como un niño malcriado, soberbio y repelente.

¿Y tu, tienes conciencia de clase?

miércoles, 27 de enero de 2010

Juanito ¿en que te gastas la paga?

Bueno, aquellos que me conocen personalmente y aquellos que han leído alguna de mis entradas referente a la monarquía, saben de sobra que soy un firme y convencido republicano antimonárquico (si, aunque suene a redundancia, hay que aclararlo por que en España hay muchos “republicanos” que sienten cierta absurda simpatía por la monarquía). Y me explico, como ya he hecho en otras ocasiones: El sistema de gobierno conocido como monarquía, por muy parlamentaria que esta sea, por definición es antagónico a la democracia, la cual se basa en la elección libre del gobierno por y para el pueblo. Si la democracia supone que cualquier ciudadano puede ser elegido por la mayoría del pueblo para gobernar por un tiempo delimitado (en España son 4 años) tras el cual se han de celebrar nuevamente elecciones, la monarquía no es democrática desde el momento en que una persona es rey por el simple hecho de haber sido príncipe, es decir hijo del rey anterior. En el caso del rey español, Juan Carlos de Borbón, algunos de sus defensores argumentan que, después de los 40 años de dictadura franquista y una vez iniciado el periodo llamado “de transición”, el pueblo voto la actual constitución donde se incluía la figura del rey definido el sistema de gobierno como una “monarquía parlamentaria”; si bien es cierto que los españoles de finales de los 70’s refrendaron con su voto la constitución, el rey ya había jurado y asumido el cargo de Jefe de Estado, cargo heredado por voluntad expresa de Francisco Franco, dictador (también por voluntad expresa) durante 40 años. Los legisladores que dieron forma y vida a la actual Constitución Española incluyeron la figura monárquica en el intento de evitar una transición sangrienta y desestabilizadora, y lo consiguieron. Estos son hechos históricos que no se pueden rescribir, pero eso no justifica la existencia de una Casa Real, que le cuesta al pueblo español 9 millones 9, de euros al año y que es, por definición, antidemocrática y por praxis inservible. Esos mismos defensores, argumentan que el rey cumple una función diplomática imprescindible para el país, ¡tócate lo cojones!, esa función, si es que fuera imprescindible, la llevaría a cabo perfectamente un primer ministro, al que no tendríamos que pagarle palacetes, casas de descanso, yates de lujo, aviones, sirvientes, y la vida entera de hijos, nietos y demás parásitos (incluidos yernos y nuera).

Ya que es muy difícil, que no imposible, abolir la monarquía española, a mi, como a muchos ciudadanos de este país, quienes no nos consideramos súbditos de nadie, nos gustaría saber en que cojones se gasta la Casa Real esos 9 millones 9, de euros que el Estado destina cada año de sus presupuestos, que salen de nuestros impuestos, a dicha Casa Real. Es por ello que he firmado la Campaña por la transparencia de las cuentas de la Casa Real, iniciativa puesta en marcha por el Partido Comunista de España y a la que te invito, apreciado lector, a que te sumes para que Juanito nos diga en que se gasta su paga.