
Por su parte, el gobierno español declaró que tomara en cuenta la sentencia de Estrasburgo en la confección de la nueva Ley de Libertad Religiosa que comenzará a tramitarse a principios del 2010.
Y ¿cómo no?, los chicos de Don Joseph Ratzinger ya hicieron su rabieta declarando cosas como "Esta Europa del tercer milenio nos deja sólo las calabazas de las fiestas recientemente repetidas antes del uno de noviembre y nos quita los símbolos más queridos" o "Ahora tenemos que intentar con todas las fuerzas conservar los símbolos de nuestra fe para quien cree y para quien no cree".
Estas súper elaboradas e inteligentísimas declaraciones son casi esperadas ya que sabemos perfectamente lo rancios y retrogradas son los que hoy por hoy guían los destinos de la Iglesia Católica, así les va últimamente; lo que si es inquietante es que, en pleno siglo XXI, en la Europa unida, aun nos estemos cuestionando la legalidad o la constitucionalidad de quitar una cruz de un aula pública, que dicho sea de paso, se paga con los impuestos de TODOS los ciudadanos, católicos, musulmanes, judíos o ateos. El Estado, según la Constitución Española, tiene la obligación de garantizar “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (Art. 27.3) ya que la educación, según esa misma Constitución que tantos y tantos citan y dicen defender, “tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.” (Art.27.2); y uno de esas libertades fundamentales es la Libertad Religiosa, es decir, creer en lo que me de la gana o simplemente no creer.
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