Viñeta: @ImanolGarAla "Si no ayudas, cállate" Abril 2020
Ya han pasado 26 días desde que en España se declarará el
estado de emergencia y se limitaran los derechos fundamentales de libre
circulación y de reunión en aras de combatir un enemigo terrible e invisible:
El Covid-19, un virus respiratorio, muy contagioso y extremadamente virulento,
que se ha cobrado más de 1.300.000 vidas en todo el mundo al día de hoy,
solamente en España la cifra está cerca de alcanzar los 14.000 muertos. Este
virus comenzó en China, la segunda economía del mundo, un país con un férreo control
de la población y con una capacidad de reacción espectacular, como lo ha
demostrado desde diciembre hasta hoy, siendo el país donde registraron los
primeros casos y siendo también el primer país en conseguir contener la
enfermedad, de ahí paso a Europa donde los países más afectados han sido Italia
y España, con un crecimiento exponencial de contagios que en escasas semanas
saturó los sistemas públicos de sanidad y en este país eso significa mucho, ya
que, aunque lacerada y desangrada en los últimos años, la sanidad pública
española aún es considerada la tercera mejor del mundo. China y Europa, son
regiones del planeta donde, a pesar de todo, a pesar del capitalismo salvaje y
el neoliberalismo, aún existe cierto estado de bienestar con capacidad de
resistir; y si, en China también, a pesar del capitalismo de estado en que están
inmersos. Pero ¿qué pasará ahora que el terrible coronavirus está
comenzando a campar en América Latina donde
la sanidad pública es paupérrima desde hace décadas, donde la mitad de la
población vive por debajo de la línea de la pobreza?, ¿qué pasará en Estados
Unidos donde no existe la sanidad pública, donde, al menos el 30% de su
población no tiene acceso a ningún tipo de cobertura sanitaria?, ¿qué pasara en
África donde la población está abandonada a su suerte?
Nos enfrentamos a la peor crisis sanitaria, económica y
social del mundo moderno, las medidas de confinamiento, absolutamente
necesarias e indispensables, traerán como consecuencia una depresión económica mundial
sin precedentes: Pobreza, desigualdad, injusticia y, sobre todo abuso; abuso que
quienes ostentan el poder económico que buscarán sacar provecho de la
situación.
En este marco, tenemos, en España (y me atrevería a decir en
Europa) a un gobierno que, apartando el lugar que ocupa en el espectro político,
intenta hacer frente a esta crisis, a esta situación sin precedentes, de la
mejor manera posible, anteponiendo lo más importante, la salud de sus
gobernados sin descuidar el impacto socio económico. Lo está haciendo, como
cualquier otro gobierno que le hubiera tocado gobernar en una situación así: Lo
mejor que puede. Implementando medidas que, por si solas ya suponen un golpe durísimo
a la economía del país, pero no hay otra forma, solo queda contar con todos los
sectores de la sociedad para paliar los efectos de esta situación excepcional:
Sociedad civil, empresarios, sindicatos y partidos políticos. Pero, nos
encontramos con la España rancia, con la España cutre y mal parida, esa España representada
por la actual oposición, que lejos de ponerse a la altura de las circunstancias
(como hemos visto en Portugal donde han actuado con un sentido de Estado
ejemplar) llevan 26 días responsabilizando al gobierno de las muertes, de los
contagios, bloqueando y entorpeciendo las acciones del gobierno, acusando,
señalando, cual fariseos, buscando su beneficio electoral, imaginando un redito
político futuro para alcanzar su única ambición: Gobernar a costa de los que
sea, a costa de España. Ellos que se autoproclaman patriotas, que se envuelven
en la bandera rojigualda y se desgarran las vestiduras avivando la crispación entre
los españoles.
Ayer, 15 diputados de la ultraderechista Vox, acudieron al
Congreso, violentando el Estado de Emergencia y poniendo en peligro su propia
salud, la de otros diputados, y sobre todo, la de los trabajadores del congreso.
Hoy, el Partido Popular, siguió el ejemplo de los energúmenos de la ultraderecha.
Vox, ha declarado que votará en contra de la ampliación por 15 días más del
estado de emergencia, y el PP ha condicionado su voto a que se reactive la
actividad económica de los servicios no esenciales (previsto, dicho sea de
paso, por el gobierno). Todo esto maquillado por exabruptos patrioteros,
demagogos y populistas que lo único que denotan es una pretensión de sacar
provecho de la situación.
Si la sanidad pública se está encontrando con graves
problemas para hacer frente a esta crisis a pesar de los extraordinarios
sanitarios que tenemos, es fundamentalmente, porque los gobiernos de derechas,
desde Aznar a Rajoy, la laceraron y desangraron, sistemáticamente, durante años
en beneficio de la sanidad privada, y ahora estamos pagando las consecuencias.
Hoy lo que necesita este país es UNIDAD, sentido de
Estado, altura de miras… Pero tenemos una oposición oportunista, ignorante y
corrupta que lo único que persigue es su beneficio electoral a costa de
nuestras vidas.
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